dijous, 17 de gener del 2013

El ‘bullying’ tradicional disminuye y el ‘ciberbullying’ aumenta, según alertan los expertos

Según indica la profesora de Psicología de la Universidad de Córdoba (UCO), experta en convivencia escolar, Rosario Ortega-Ruiz, apunta que el acoso virtual ”está poco asumido y menos todavía organizadas las formas de luchar contra él”.


El acoso escolar o ‘bullying’ tradicional disminuye y el ‘ciberbullying’ aumenta, según indica la profesora de Psicología de la Universidad de Córdoba (UCO), experta en convivencia escolar, Rosario Ortega-Ruiz, que apunta que el acoso virtual ”está poco asumido y menos todavía organizadas las formas de luchar contra él”.
“El problema se agrava cada vez que a un problema sin resolver se une otro, u otra forma del mismo”, explica esta docente universitaria, también directora del último informe del Ministerio de Educación sobre ciberconducta y relaciones en la red, en declaraciones a Europa Press.
Sin embargo, destaca programas exitosos que sí abordan el acoso virtual, como el desarrollado por la Universidad de Córdoba ‘ConRed’, que se ha implementado y evaluado en esta provincia. Esta iniciativa tiene como objetivo potenciar el uso seguro de las redes sociales y prevenir el ‘ciberbullying’, a través de sesiones de trabajo con el alumnado, el profesorado y las familias.
“Todas las escuelas tienen la obligación de tener disponible dispositivos ‘antibullying’ y protocolos de intervención. El profesorado, las familias y orientadores escolares tienen también la obligación de
desplegar estos protocolos en cuanto aparezcan los primeros síntomas. No hay excusa, hay que actuar con celeridad”, advierte Ortega-Ruiz, que califica de “muy lamentable” la muerte de una menor en Ciudad Real tras intentar suicidarse por el acoso sufrido en el colegio.
En la misma línea, la profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UNED, experta en acoso escolar, Rosa Pulido, subraya que la forma de prevenir y hacer frente al acoso escolar en España ha hecho que el problema no vaya en aumento y, en algunos casos, haya disminuido por la ”gran cantidad” de intervenciones y las pautas que se ha dado al profesorado y a los padres de los alumnos.
Sin embargo, insiste en que la utilización de las nuevas tecnologías ha cambiado el panorama, ya que las situaciones de acoso se han llevado fuera del aula e, incluso, de los periodos lectivos como vacaciones y fines de semana.
“La intervención con el ‘ciberbullying’ tiene que ser distinta. Antes, era más fácil identificar a los agresores, pero ahora, con las redes sociales, el anonimato lo hace mucho más complejo”, señala Pulido. Los protocolos de actuación y las propuestas de intervención existen, pero, a su juicio, hay que aplicarlos no sólo con la víctima, sino también a los acosadores, el resto de compañeros y las familias.
RECORTES Y FORMACIÓN DEL PROFESORADO
Pulido advierte de que los recortes presupuestarios podrían afectar a la formación del profesorado en prevención y detección de casos de ‘bullying’, y a la investigación sobre la extensión de este problema a Internet, que lo hace”más complejo”.
Esta experta indica que si bien este fenómeno no ha aumentado en los últimos años, sí advierte de que las formas de agresión entre iguales ha pasado de las aulas a la Red y, por tanto, para la detección y tratamiento de los casos se necesita de una mayor investigación. ”Pero para eso, son necesarios más recursos”, lamenta.
El cierre de centros de formación del profesorado, ha implicado la reducción de los cursos que se impartían sobre ‘bullying’, algo que, para Pulido, ”puede traer consecuencias negativas a la hora de afrontar desde los centros educativos los casos de acoso escolar”.
“MI HIJA DECÍA QUE LA SOLUCIÓN ERA QUITARSE LA VIDA”
Detrás de la joven de Ciudad Real hay ”muchos casos” de niños y adolescentes que creen que la única forma salir del hostigamiento de compañeros es quitándose la vida. Así lo asegura Teresa (nombre ficticio), madre de una menor que durante siete años ha sufrido acoso físico y virtual:”Mi hija llegó a decir que la solución era quitarse de en medio”.
Ahora tiene 15 años y parece que lo ha superado, indica Teresa, tras años de lucha con los profesores del centro, ”que lo negaban o miraban para otro lado”, padres de las niñas acosadoras y autoridades educativas. Finalmente, consiguieron que la Comunidad de Madrid realizara un test a todos los alumnos del centro y se comprobó que su hija estaba sufriendo acoso. Al test se unieron partes de lesiones y denuncia policial.
El cambio a otro centro escolar no mejoró la situación. Las redes sociales entraron en juego y la niña continuó con el “calvario”. Según su madre, algunos compañeros crearon un perfil en Twitter con su nombre y aquello fue”imposible de controlar”. ”La situación era insostenible”, asegura Teresa, que señala que la ”gota que colmó el vaso” fue el ingreso de su hija en el hospital por un ataque de ansiedad.
   A partir de ahí, gracias a la atención psicológica y a las terapias de grupo, que le ayudaron a ver que ”no era la única persona que sufría este tipo de maltrato”, la menor fue remontando y ahora, según su madre, ha aprendido a aceptar que ”el problema no es ella” y que ”en esta vida no tiene por qué caer bien y gustar a todo el mundo”.
CONSECUENCIAS EN EL FUTURO
Para la profesora de la UNED, el cambio de colegio para un joven acosado”nunca es la solución”, pues va a continuar con la misma conducta, y seguramente se siga sintiendo inferior y víctima. No obstante, advierte de que existen casos en los que estos jóvenes, si no se les aplica la terapia adecuada, podrían llegar a convertirse en verdugos si ven que hay una persona más débil que ellos.
“No se puede generalizar, pero un adolescente, en periodo de construcción y adquisición de recursos psicológicos y desarrollo de la personalidad, si sufre acoso y no se le interviene adecuadamente, puede tener consecuencias en el futuro”, indica esta psicóloga.
El informe más completo presentado hasta ahora sobre el acoso escolar es el del Defensor del Pueblo en colaboración con UNICEF, ‘Violencia escolar: El maltrato entre iguales en la Educación Secundaria Obligatoria. 1999-2006′, en el que revelaba una disminución de este fenómeno en esos siete años, pese a que el 23 por ciento de los alumnos de ESO reconocía que sentía miedo de ir a clase. Sin embargo, no presenta datos de ciberacoso.
Este trabajo, basado en una muestra de 3.0000 alumnos, matriculados en 300 centros públicos, privados y concertados de todo el territorio nacional, además, de 300 jefes de estudio, revelaba, desde la perspectiva de las víctimas, que el maltrato verbal había pasado del 39% al 27%, la exclusión social del 14,2% al 9,5%, la agresión física indirecta del 22% al 16% o el acoso sexual del 2% al 0,7%.

Estudio ISEI.IVEI. Uno de cada cinco estudiantes de Primaria sufre acoso escolar

El Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa (ISEI.IVEI) publica un estudio oficial que constata que las cifras de ‘bullying’ son las más elevadas desde 2005.


Uno de cada cinco estudiantes de Primaria (21%) y algo más de uno de cada diez (14,6%) de Secundaria sufren “siempre” o “a menudo” alguna de las prácticas catalogadas como acoso o maltrato entre iguales en las aulas, el fenómeno conocido como bullying.
Un estudio hecho público esta mañana por el Instituto vasco de Evaluación e Investigación Educativa, dependiente de la consejería de Educación, demuestra que los alumnos que sufren este maltrato han aumentado en un 4% y un 2,8%, respectivamente, en cada una de esas dos etapas educativas con respecto al mismo estudio realizado hace ahora cuatro años.
Son las cifras más elevadas desde que en 2005 se empezó a realizar este informe, aunque, según el Isei-Ivei, ello puede ser indicativo de que “en realidad lo que aumenta es la capacidad para reconocer como tales conductas de maltrato que antes se consideraban otra cosa diferente y se les restaba importancia”.
En cuanto al ciberbullying, el acoso en Internet el 11,3% de los de Primaria han sufrido al menos una vez este tipo de acoso y un 10,3% en Secundaria.
El estudio se ha realizado sobre cuestionarios a un total de 6.282 estudiantes de cuarto de Primaria a cuarto de Secundaria de las dos redes, pública y concertada, y, por primera vez se analiza el fenómeno de ciberbullying con amplitud, ya que se extienden las situaciones reconocidas como tal: se engloban los malos tratos a través de mensajes de SMS, WhatsApp o redes sociales como Tuenti y Facebook.
En torno al 10% de los alumnos sufre ‘ciberbullying’

También se recoge como ciberbullying la práctica de excluir en los chats, la censura en las redes sociales, la difusión de fotos, imágenes o mensajes para utilizarlos en contra de un compañero, las grabaciones con el móvil con ese mismo fin o la usurpación de identidades en la Red con el fin de generar problemas en sus relaciones sociales. Los casos más graves de ciberbullying se reducen al 2,6% de los alumnos de Primaria y al 1,8% de los de Secundaria. Resulta especialmente llamativo el repunte de bullying que se ha observado en cuarto curso de Secundaria: ha crecido hasta el 14,7%, cuando habitualmente, según van avanzando los cursos, la tendencia de los datos de bullying es decreciente.
El Isei-Ivei ha tratado de encontrar las causas estudiando variables como la existencia de “un mayor porcentaje de chicos en el nivel, la acumulación de alumnado con origen en otro país, la de alumnado que ha repetido curso y los estudios familiares”.
Sin embargo, no ha hallado la causa, ya que los datos son muy similares a otros cursos. El estudio recoge que la gran mayoría de los estudiantes de Primaria (79%) y Secundaria (85,4%) no han sido objeto de maltrato por parte de sus compañeros. Sin embargo, el estudio reconoce que los porcentajes de quienes están a salvo de estas prácticas son “ligeramente inferiores” a ediciones anteriores del estudio.
El maltrato más habitual es el verbal, en forma de insultos o motes, mientras que otros como el acoso sexual o las amenazas para obligar a un compañero a hacer cosas que no quiere se encuentran en la escala más baja.
El informe concluye también que entre los estudiantes inmigrantes y aquellos que no estudian en el curso que les corresponde por edad sufren más este tipo de situaciones que los autóctonos que no han repetido nunca. En este sentido, el 30% de los de Primaria y el 25% de Secundaria reconoce haber tenido miedo a acudir a clase alguna vez.
En su mayoría, la razón son las notas o los exámenes, seguido por el miedo a algún compañero. El temor a otros estudiantes ha aumentado respecto a 2009, mientras que el miedo a los profesores ha bajado. Por otro lado, el 23,6% de los estudiantes de Secundaria ha observado cómo algún compañero era excluido por estar considerado como un chico gay. En Primaria ello ocurre con un 12%. En el caso de las alumnas consideradas lesbianas, los porcentajes son mucho más bajos: 7% en la ESO y 5% en Primaria.
para más información es posible descargar en estudio completo en: http://ep00.epimg.net/descargables/2012/12/17/670749891b9866eccabc8a348e2422a8.pdf

Experiencias Bullying. “Prefiero morirme antes que volver al instituto”


La noticia dice así:
Cuando Javier supo por las noticias que una menor se había quitado la vida en Ciudad Real porque otros escolares le hacían la vida imposible, no pudo evitar estremecerse: «Otros que no han hecho nada por evitarlo», comentó a sus padres. La muerte de Mónica le hacía revivir su propio calvario, por el que había pasado durante meses y del que aún no se ha recuperado del todo.
El de Javier -nombre ficticio con el que su madre quiere proteger a este muchacho de 15 años que todavía se siente amenazado-, como el de Mónica, es uno de los muchos casos de acoso escolar que se producen cada día en España y que convierten en una pesadilla la vida de chicos sin que apenas aflore la situación hasta que se desborda. Apenas hay estadísticas fiables para estos dramas invisibles, aunque se estima que la existencia de una tasa de hasta el 23,3% en España.
Mariví, nombre también figurado de la madre de Javier, cuenta que todo empezó por «un malentendido», cuando unos compañeros a los que se interrogaba por una fechoría, sospecharon que su hijo era el «chivato» que los delató. A partir de entonces le etiquetaron de «empollón», le atacaban en las redes sociales y decían de él que era un «rarito» por no acudir a botellones, explica la madre. De ahí se pasó al aislamiento, ya fuera en los ejercicios físicos en el gimnasio o en los trabajos en grupo en clase. «Los amigos no le defendían porque tenían miedo de que fueran también a por ellos», explica Mariví, que tardó tiempo en descubrir la razón del cambio en el carácter de su hijo. «De venir contento del colegio, empezó a estar muy callado, decía que no tenía ganas de comer y acurrucaba en el sofá», recuerda.
Sobredosis de pastillas
En la tutoría le decían que todo iba normal y fue un profesor quien le puso sobre la pista de que «alguien se estaba metiendo» con Javier. La madre acudió a la directora, pero ésta le dijo que dijera quiénes eran los que le acosaban. Él, temeroso, seguía sin soltar prenda. Así hasta que un día, meses después, ingirió más pastillas para la alergia de las debidas y acabó en el hospital. Allí por fin empezó a confesar y dio un par de nombres de quienes le atormentaban. Se les hizo pedir perdón, pero el acoso, según la madre de la víctima, no cesó y dos o tres meses después Javier volvió a derrumbarse y tuvo que permanecer una semana hospitalizado para recibir atención psiquiátrica: «El centro no hacía nada y él decía que prefería morirse antes que volver al instituto», relata la madre. Más aún, aseguraba que «la profesora y la directora le decían que no dijera nada a su madre». El hospital descartó que fuera un chico con problemas psicológicos, sino que todo obedecía a lo que sucedía en el centro. «Era una situación de indefensión total», señala Mariví, que al final le cambió de centro. «Ahora está contento y ha engordado ocho kilos, porque se había quedado en los huesos», señala. La madre de Javier ha denunciado tanto a los presuntos acosadores como al instituto, en este caso por su pasividad ante lo que estaba sucediendo.
Precisamente, la especialista en acoso escolar Araceli Oñate, directora general del Instituto de nnovación Educativo y Desarrollo Directivo, asegura que los niños están «desprotegidos» ante la violencia en las aulas y no se está sancionando ese tipo de conductas. «Con el actual sistema asambleario se tarda 20 días en poner una sanción a un niño que tira una silla por la ventana y el resto observa que la violencia es rentable». Y ante un caso de acoso, «en vez de vigilar, aislan a la víctima». «Debería cortarse de raíz», advierte.
Rafael Martínez: «Intentaron tirarme por la ventana cuando tenía 16 años»
La adolescencia se convirtió en un infierno para Rafa Martínez. Aunque hoy tiene 23 años, todavía recuerda como una pesadilla su paso por la ESO en un centro concertado de la ciudad. Ser un adolescente homosexual, incluso cuando todavía no tenía plena conciencia de ello, le convirtió en el blanco de todo tipo de burlas, vejaciones, insultos, amenazadas y agresiones físicas por parte de sus compañeros.
«Era un chico sensible, muy poquita cosa. Mis compañeros me hacían el vacío, así que prácticamente sólo me relacionaba con la chicas de mi clase» relata Rafael, «me llamaban mariquita, me robaban el material escolar… cuando salía de clase intentaba no encontrarme a ningún compañero por la calle, porque entonces intentaban pegarme».
Las amenazas subieron de tono hasta que en 3º de ESO, cuando tenía 16 años, «dos compañeros intentaron tirarme por una ventana de la clase, que estaba en un segundo piso, porque en lugar de callarme decidí responder a sus insultos». Otras veces, añade, «difundían bulos en clase sobre mí. Decían que estaba enamorado de un compañero, y éste venía a pedirme explicaciones. Yo intentaba convencerme a mí mismo de que no era gay, por miedo al rechazo social». Rafa encontró el apoyo de sus padres, que le propusieron sacarlo del centro y matricularlo en un instituto público. «Me negué por orgullo, porque en ese caso hubieran ganado los que se dedicaban a acosarme», explica.
En la actualidad, Rafael cursa estudios de Publicidad en la Universidad de Alicante.

dimecres, 16 de gener del 2013

Víctima de bullying: "me dijeron que en el cielo nadie te gritaba"

MÉXICO, DF. Rodrigo, el menor que se arrojó de un primer piso en la escuela primaria Rafael Valenzuela contó que intentó quitarse la vida ante la presión y el maltrato que ejercían algunos compañeros en su contra.
Desde su casa, donde se recupera por los golpes que sufrió a consecuencia de la caída desde casi tres metros de altura, el menor relató a Excélsior que prácticamente todos los días era víctima de bullying.

"Me dijeron que era más bonito el cielo porque ahí nadie te gritaba, ni te molestaba y por eso tomé esa decisión. Ellos (sus compañeros) me molestaban y no tenía amigos, nada más tenía a Pablo", relató el estudiante de tercer grado de primaria. El alumno de tercer grado aseguró que algunos estudiantes más grandes que él lo empujaban y lo agredían con frecuencia; además, le quitaban sus alimentos y le impedían caminar libremente por las áreas comunes de la escuela.

De acuerdo con la versión que también rindió ante agentes del Ministerio Público, el martes por la noche, el menor admitió que se arrojó del primer piso de la primaria por los constantes acosos de los que era víctima.
"Una niña me vio y se echó a correr para decirle a la maestra, y entonces yo me resbalé y al mismo tiempo brinqué del barandal", dijo Rodrigo. El menor indicó que las agresiones se agudizaron cuando comenzó una amistad con otro niño, que al parecer también es víctima de maltrato escolar. "Nadie era amigo de Martín, y yo sí. Yo dije: yo soy amigo de Martín y entonces me dijeron traicionero y que ya no eran mis amigos", dijo Rodrigo.

El estudiante relató que con anterioridad había denunciado con sus maestros las agresiones a las que era sometido por parte de sus compañeros. "No me sé sus nombres, pero un día me pusieron el pie y me caí en un lugar sucio y no dije nada. Luego no me dejaban pasar a un lugar, y yo me fui por otro lado. Luego iba a comprar mi comida y me gritaban que no podía y me iban a pegar si los acusaba", detalló el menor.

El lunes pasado, Rodrigo se arrojó desde el primer piso de la escuela Rafael Valenzuela, ubicada en el cruce de Avenida 12 y Calle 31, colonia Ignacio Zaragoza. Padres de familia de ese plantel de educación básica explicaron que Rodrigo es alumno de la escuela Francisco P. Miranda, ubicada en Avenida 4 y Calle 21, que se encuentra en remodelación y cuyos alumnos son atendidos en la de la colonia Ignacio Zaragoza.

Por su parte, Iván Alcázar, padre del menor, consideró que la decisión que tomó su hijo fue producto de la presión y la desesperación generada por el bullying escolar. "Por lo que él me ha platicado, creo que lo que lo orilló a esto fue por un acoso por parte de cierto grupito de niños, no de su salón, pero sí de su escuela", aseguró el padre.

Alcázar desmintió la versión que proporcionó la Procuraduría General de Justicia del DF, a través de su oficina de Comunicación Social, en la que la supuesta madre del menor dijo al Ministerio Público que su hijo se había arrojado por imitar a un superhéroe. Dijo que la madre de Rodrigo no tiene contacto con ellos desde hace varios años, y que es él y sus padres quienes se hacen cargo del pequeño. "Yo y sus abuelos nos hacemos cargo de Rodrigo, desde pequeñito, como un equipo. Se manejan muchas cosas, que por culpa de las maestras, que si le dijeron que se aventara, que lo empujaron, realmente él me comentó que fue porque se sintió desesperado", aseguró el padre.

Rodrigo es un estudiante con excelentes calificaciones que le han valido formar parte del programa de Niños Talento, del Gobierno del DF y actualmente aplica para hacerse acreedor a otra beca de excelencia académica. A diferencia de la mayoría de sus compañeros, su materia favorita es matemáticas, en la que prácticamente acumula notas de excelencia. "Yo creo que sí es algo muy importante, porque por ser un niño tan tranquilo, no es agresivo ni pelea, yo creo que es el motivo por el que los otros niños, un poco más vividitos, le pegan y pasa una vez, y como no se defiende, le pegan y le pegan y le pegan", consideró Iván.

El padre de familia comentó que su hijo ya le había revelado sobre las agresiones y los maltratos de los que era víctima, e incluso indicó que los maestros estaban enterados de ese tipo de conductas. Las lesiones que sufrió por la caída mantendrán a Rodrigo, de ocho años, alejado de las aulas por lo menos diez días y será el médico encargado de su estado de salud quien le indique el momento en que pueda regresar a las aulas. "Tengo que estar en reposo diez días, tengo que estar con esto (se toca un collarín)... Me dijeron que no puedo saltar ni correr, pero quiero regresar a la escuela porque me gusta", detalló Rodrigo. Por estos hechos, la Secretaría de Educación del Distrito Federal comenzará un proceso con autoridades de la Secretaría de Educación Pública para comenzar con talleres para prevenir y detectar situaciones de bullying.

divendres, 11 de gener del 2013


Aquest és un blog destinat a tot aquell que es vulgui informar sobre el que és l'assetjament escolar, adolescents, preadolescents i pel públic en general. En especial està adeçat a aquells que pateixen o han patit aquest tiups de violència verbal, física i/o emocional. A partir d'aquest espai aquestes persones podran manifestar-se i fer comentaris al respecte explicant els seus pensaments i/o experiències